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viernes, 29 de octubre de 2010

La Atmósfera

La presencia de vida sobre nuestro planeta no sería posible sin nuestra atmósfera actual. Muchos planetas en nuestro sistema solar tienen una atmósfera, pero la estructura de la atmósfera terrestre es la ideal para el origen y la perpetuación de la vida como la conocemos.
La emisión de gases contaminantes a la atmósfera está alterando el frágil equilibrio que mantiene la vida sobre el planeta. El cambio climático y la destrucción de la capa de ozono son consecuencia de ello y muestran la insostenibilidad de nuestro modelo de desarrollo actual.
 
CAMBIO CLIMÁTICO.
Durante muchos millones de años, el efecto invernadero natural ha mantenido el clima de la Tierra a una temperatura media relativamente estable y permitía que se desarrollase la vida. Los gases invernadero retenían el calor del sol cerca de la superficie de la tierra, ayudando a la evaporación del agua superficial para formar las nubes, las cuales devuelven el agua a la Tierra.La lluvia y el calor del sol permitían a las plantas crecer, al suelo formarse y mantenían todas las formas de vida en el proceso. Las plantas y el suelo absorbían el dióxido de carbono y otros gases invernadero del aire. Una compleja mezcla de sistemas biológicos e hidrológicos desprendían la cantidad justa de dióxido de carbono para mantener un equilibrio estable de estos gases en el aire.
En los últimos 160.000 años, la tierra ha pasado dos períodos en los que las temperaturas medias globales fueron alrededor de 5ºC más bajas de las actuales. El cambio fue lento, transcurrieron varios miles de años para salir de la "era glacial". Ahora, sin embargo, las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera están creciendo rápidamente, como consecuencia de que el mundo quema cantidades cada vez mayores de combustibles fósiles y destruye los bosques y praderas, que de otro modo podrían absorber CO2.
Los principales gases de efecto invernadero contemplados en el Protocolo de Kioto para su reducción son dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).
Dependiendo del escenario en que nos desarrollemos, en menos de un siglo el resultado podrá ser un incremento de la temperatura global mucho más rápido que ningún incremento de la temperatura en la historia de la humanidad. Hay unos LÍMITES ECOLÓGICOS que no debemos sobrepasar.
Los informes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), formado por 3.000 expertos de todo el planeta, han hecho estimaciones de algunos de los posibles IMPACTOS de un rápido calentamiento global.
La respuesta de los gobiernos es todavía mucho más lenta e ineficaz, a través del Convenio del Clima y su Protocolo de Kioto. Estos acuerdos han de ponerse en práctica y reforzarse con urgencia, para que se conviertan en un instrumento eficaz para detener el cambio climático.

OZONO
La capa de ozono es la única coraza protectora que tiene el planeta contra la peligrosa radiación ultravioleta del sol. La disminución de la capa de ozono permite que una mayor cantidad de radiación ultravioleta B alcance la superficie de la tierra- Niveles mayores de esa radiación suponen un aumento del riesgo de daños importantes para la salud humana (aumento en los casos con enfermedades en los ojos, cáncer de piel, daños al sistema inmunitario y poniendo también en peligro las cosechas, los bosques, las plantas, y en general los ecosistemas marinos terrestres.
La destrucción del ozono de las capas altas de la atmósfera está provocando un incremento de la radiación ultravioleta del sol que llega a la tierra.
El objetivo de Greenpeace es conseguir que se prohiba la fabricación y utilización de todos los gases destructores de la capa de ozono, como los CFC y HCFC. Así mismo se ha de eliminar el uso de los HCF como alternativa estos gases en la refrigeración ya que los HCF tienen serias implicaciones en el cambio climático al ser gas de efecto invernadero. Al mismo tiempo se promueve la sustitución de estos compuestos por alternativas no perjudiciales para el medio ambiente, que ya existen para todos los usos actuales de esos gases.
En España la multinacional Atochem fabrica CFCs, los principales compuestos destructores de la capa de ozono.
La Convención de Viena sobre la capa de ozono se aprobó en 1985. A partir de ella, en 1987 se desarrolló en el Protocolo de Montreal sobre sustancias que destruyen la capa de ozono. El Protocolo de Montreal se ha ido actualizando desde entonces, a la vista de su insuficiencia para detener la progresiva destrucción de la capa de ozono. En 1990 se aprobaron las enmiendas de Londres, en 1992 las de Copenhague, en 1995 las de Viena y en 1997 las de Montreal. En todas esas enmiendas se fueron añadiendo nuevas sustancias a controlar bajo el Protocolo, y/o se acordaron nuevas fechas de reducción y/o eliminación de las distintas sustancias.

 

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